¿Cómo es el estado de ánimo en los opositores? A nosotros también nos preocupa mucho, ya que sabemos que las emociones influyen mucho en el estudio y nos gusta que estés feliz y equilibrado mientras preparas tu oposición.
Por eso, en esta guía exploraremos cuáles pueden ser los estados de ánimo más problemáticos en esta etapa. Después de identificarlos, veremos estrategias para abordar estos problemas, y para animar a un opositor.
Tanto si tú eres opositor como si conoces a alguien que oposita (un amigo, un hijo, un familiar) y quieres ayudarle en esos malos momentos, te será útil leer esto. En este artículo lo exploramos en profundidad.
¿Cómo se siente un opositor?
Hay una serie de estados de ánimo por los que puedes pasar mientras opositas.
Algunos son más evidentes que otros. Esto es algo que hemos vivido todos, y queremos que lo sepas:
Te sientes culpable
Te repites a ti mismo una y otra vez que no estás rindiendo lo suficiente. Te conviertes en tu peor juez y te sientes culpable cuando vas al baño, cuando cenas, cuando te pasas 5 minutos mirando la tele o leyendo un libro…
¡Disfruta de tus merecidísimos momentos de descanso! Piensa que así tendrás más fuerzas para acelerar y meterle mucha más caña y concentración a tus sesiones de estudio. Un opositor que no descansa bien, es un opositor que no se lleva una plaza. Hay que planificar con cabeza. Haz caso de nuestros consejos:
Tu estado de ánimo es una montaña rusa
Un día te sientes capaz de comerte el mundo y al siguiente te invade una sensación de fracaso inminente. Estos cambios abruptos en tu estado de ánimo son habituales al principio, y resultan muy difíciles de manejar. Tienes que hacer algo por combatirlos, porque pueden afectar a tus relaciones personales.
Pero, no te preocupes. No es que ahora seas bipolar o algo así, sino que tu estado de ánimo pasa por varios estadios a lo largo de la oposición. Hay días en los que las cosas fluyen muy bien y otros en los que no hay manera de meterte en la cabeza ese artículo de la Constitución.
¿Qué hacer? Acéptalo. Respira profundamente y vuelve a intentarlo, sin más, sin tomártelo a pecho. Si hoy nada te sale bien, tómate un descanso. Mañana ya será otro día y ya verás cómo notas la diferencia.
Aislamiento social
Si notas que cada vez sales menos con tus amigos y prefieres quedarte estudiando, cuidado, puedes estar cayendo en un peligroso aislamiento que afecta tanto a tu estado emocional como a tu rendimiento.
La soledad es algo habitual en la oposición.
No poder dormir
El día antes de un examen es normal tener dificultades para dormir, o no dormir nada en absoluto, pero… ¿y si eso te pasa cada día durante tu estudio? Ahí tenemos un problema.
El insomnio más emocional viene cuando estás en la cama, en teoría relajado, y empiezan a venir a ti todas las preocupaciones que has ido acumulando durante el día. Sientes que no te sabes suficiente, que vas a suspender, que no llegarás a tus objetivos, que no estás en forma, etc. Este torrente de preocupaciones afecta a tu descanso y, por tanto, también a tu rendimiento y bienestar.
Piensa que no siempre podrás cumplir con tus expectativas, y está genial aprender a dejar ir de vez en cuando, y más cuando sabes que hay muchas cosas que escapan a tu control.
Decepción
¿Sientes que nunca es suficiente, que deberías de estudiar 24 horas al día si pudieras? Esta autoexigencia tan exagerada, que les pasa a algunos, puede llevarte a una erosión de tu autoestima y potenciar pensamientos catastróficos acerca del examen y tu futuro. Esto, puede llevarte a procrastinar, aunque parezca contradictorio.
Recuerda que eres un ser humano, no un robot, así que ten paciencia y sigue empujando, pero sin prisa. Te sacarás la oposición, sí, pero no se acabará el mundo si tardas un poco más de lo que esperabas (de hecho, es lo habitual).
Si de verdad tienes ganas de aprobar lo antes posible, plantéate apuntarte a nuestro Plan Élite, en el que te orientamos y te llevamos de la mano para que lo consigas.
Incertidumbre y frustración
¿Te has preguntado alguna vez si habrá convocatoria este año o cuándo será el examen? ¿Cómo te sientes cuando no llega la respuesta y tienes que esperar y esperar… y esperar? Es exasperante, y está claro que te sientes frustrado, algo muy común en el mundo de las oposiciones.
Esto pasa sobre todo al principio o cuando llevas un tiempo preparándote la opo y estás esperando una nueva convocatoria.
Aunque la frustración no es mala en sí misma, si no la manejas bien, puede dar paso a problemas emocionales más serios. Tú sigue enfocado en tu camino, y ya convocarán cuando quieran. Cuando llegue el momento, que llegará, tú llevarás las pruebas más preparadas que nadie.
Querer salir de ahí
Cuando empiezas a sopesar todo lo que has sacrificado por la oposición, la duda te asalta: "¿Estoy perdiendo el tiempo?". Este pensamiento puede generar más frustración y ansiedad, sumiéndote en un estado de confusión que puede ser paralizante… y puede tentarte a abandonar.
A veces, el agobio que te entra por la sensación de que la vida se te escapa mientras te encuentras encerrado estudiando se vuelve insoportable. Este deseo de huir suele ser un síntoma de agotamiento y miedo al fracaso. No te preocupes, es natural querer evitar situaciones difíciles como esta.
Aquí el truco está en saber cuándo darte un respiro. Recuerda la importancia del descanso en las oposiciones y recarga energías siempre que lo necesites. Como ves, el descanso es reparador para muchos estados de ánimo típicos en el opositor.
Tienes bajones constantes
Sentir tristeza es normal cuando las cosas no van como planeabas. Te preguntas por qué no disfrutas de las cosas que antes te gustaban y la ilusión empieza a desvanecerse. En una sociedad donde se nos enseña a tener todo bajo control y se busca la gratificación inmediata constantemente, este estado emocional es muy complicado.
Si la tristeza se convierte en un problema, no dejes que se apodere de tu vida: visita cuanto antes a un especialista. Ni te imaginas la de opositores que necesitan ayuda psicológica para superar este proceso y recuperar su motivación.
Ansiedad y estrés
Palpitaciones, opresión en el pecho, sensación de ahogo… Parece sacado de una película de terror, pero no, es solo la ansiedad haciendo de las suyas. Sentir un poco de ansiedad es normal, y de hecho puede darte ese empujón que necesitas para estudiar mejor, pero demasiada puede ser contraproducente.
Si ves que los síntomas son muy graves, empieza a pensar en cambiar tus rutinas, tus hábitos de consumo de cafeína (afecta más de lo que parece) y aprende a relajarte. Si puedes, empieza a meditar… y verás que serás mucho más productivo.
Por último, hablemos de cuándo las cosas se pueden poner serias de verdad:
El síndrome del opositor
Si ves que el estado de ánimo de ese opositor suele ser negativo, te recomendamos que revises un artículo que escribimos no hace mucho: el síndrome del opositor, que se caracteriza por una cadena de emociones (ansiedad, estrés crónico, insomnio, etc.) que generan un estancamiento que podrían llevaro por mal camino.
No permitas que sus emociones fastidien algo que podría ser un camino maravilloso.
No todo es cuestión de conocer bien el problema, también hay que saber cómo reaccionar y abordarlo. Por eso, veamos ahora cómo te puedes animar, o animar a un opositor que sepas que está pasando por esta situación.
Animar a un opositor, ¿qué debes hacer?
Ya seas tú mismo, tu hijo, un familiar, un amigo… para los opositores es fundamental contar con estrategias para calmarse y sentirse mejor. Por eso, aquí te traemos unos cuantos consejos que a nosotros nos fueron de fábula cuando fuimos opositores.
Empecemos por ver que NO deberías de decirle nunca, y por qué:
¿Qué NO decirle a un opositor?
Aunque lo vayas a hacer con la mejor intención del mundo, hay cosas que NUNCA deberías de decirle a un opositor. No por nada, sino porque le puedes llegar a hacer mucho daño, y más en momentos duros.
Recuerda todo lo que hemos visto en los puntos anteriores. Opositar es duro, y hay etapas muy delicadas (sobre todo al principio o cuando tienen un bajón). La presión y la autocrítica que un opositor ya siente de por sí es alta, así que no hay que meterle más, normalmente.
Veamos las típicas frases que suelen hacer más daño y aumentan innecesariamente la presión en la mente del opositor:
"No te lo tomes tan a pecho y descansa" Sí, estamos de acuerdo en que es importante el descanso en las oposiciones, y es de agradecer que te preocupes, pero no es como si el opositor no fuera consciente. Cada opositor tiene su propio ritmo, y hay que respetarlo. Insistir en que debe descansar puede hacerle sentir que no valoras su esfuerzo o que no entiendes el proceso.
"¿Cuándo te sale la oposición?" Igual te parecerá una tontería a ti, pero recordarle cuándo va a salir la prueba para la que se está preparando es un gran generador de ansiedad, sobre todo si se siente inseguro. Muchas veces, ni siquiera ellos tienen la respuesta, ya que depende de convocatorias que no controlan. Si saben algo y quieren compartirlo, lo harán. Mientras tanto, mejor evitarlo.
"Con el tiempo que llevas, ya lo debes de saber todo" Esta es muy típica. Puede ser que sea todo lo contrario. El temario de una oposición es EXTENSO, más de lo que mucha gente cree, y lo más probable es que necesite varias vueltas todavía, dependiendo de su método de estudio. Este comentario puede parecer inocente, pero suele provocar frustración y dudas. Evítalo y apoya sin juzgar.
"No te preocupes, seguro que apruebas" Otra joyita de la corona. Parece que sea motivador, pero si lo dices mucho puede conseguir el resultado contrario al que esperabas. Una oposición es sinónimo de incertidumbre, así que no puedes decirle simplemente que lo "logrará", porque no lo sabes ni tú ni nadie. De hecho, el opositor podría sentir que no entiendes la magnitud del reto o, peor, que no tiene derecho a expresar sus dudas y miedos. Es mejor decir algo como: "Sé lo difícil que es, pero estoy contigo para lo que necesites".
"Pero… ¿trabajarás o no?" A la presión, súmale incomprensión. Si el opositor combina el estudio con un trabajo, ya está lidiando con más estrés del que parece. Y si no trabaja porque se dedica al 100 % a la oposición, es probable que ya sienta suficiente presión por las expectativas propias o familiares. Este tipo de comentarios, aunque no lo parezca, solo incrementan su sentimiento de culpa o inutilidad. Un opositor, de verdad, necesita preocuparse SOLO por su oposición. Por muy listo que sea, ya está compitiendo con miles de personas que tienen todo el tiempo del mundo para prepararse, así que seamos realistas.
"¿Te presentas otra vez? ¿Cuántos años llevas con esto?" Nunca le digas esto, porque podrías rematarlo del todo para que lo dejara, quizás justo cuando lo va a conseguir. Opositar no es como estudiar una carrera: hay que intentarlo mientras haya posibilidades (hasta cierto punto). No te mentimos si te decimos que hay gente que ha tardado más de 6 años en pillar plaza, y TODOS dicen que vale la pena. Hay muchos factores externos (número de plazas, nivel de competencia, etc.) que influyen en este proceso.
"Fulanita se sacó las oposiciones en un año" Ufff, ¡qué mal! Comparar a tu hijo, amigo o familiar con otros opositores es bastante tóxico. De hecho, por desgracia, es algo que se usa mucho para vender formaciones. Mira: nunca se sabe cómo pueden ser las condiciones en cada caso, y es normal tender a reducirlo todo a una variable (como cuánto tiempo tardó). Cada persona es un MUNDO, y no podemos comparar. En vez de animar, este comentario puede hundir del todo a alguien que estaba a punto de dejarlo.
"Si no lo consigues, no pasa nada, hay otras opciones" Ni tanto, ni tan calvo. Aunque puede parecer que lo vas a consolar, para un opositor que está dejando la piel durante meses (o años) de su vida en estudiar, puede sonar como una frase que le dices "por si" la caga. Vamos, puede interpretarse como una falta de confianza en sus capacidades, como si ya te hubieras resignado a que perderá la plaza. No ayuda cuando necesitan motivación.
Como ves, hay muchas cosas que no deberías de decirle, pero tranqui, porque no está prohibido hablarle ni intentar consolarlo. Pero claro, hay que saber hacerlo.
Así que, ¿qué puedes hacer y decirle para ANIMARLO de verdad?
¿Cómo apoyar a un opositor?
Ayudar a un opositor no es tarea fácil, pero es fundamental si quieres que esa persona logre pillar esa plaza. Aquí tienes 7 consejos prácticos que puedes aplicar desde hoy mismo para ser un verdadero apoyo durante el proceso:
1. Respeta su ritmo y prioridades
Un opositor, si oposita bien, vive con un calendario ajustado al milímetro. Tiene su horario de estudio, sus metas diarias, y unas prioridades muy claras. Por eso, el mejor regalo que puedes hacerle es respetar ese ritmo, aunque a veces sea frustrante visto desde fuera.
Puede que te duela que vaya a saltarse alguna convocatoria, o también si en el área personal falla, como si cancela un plan, no te llama o se olvida de una fecha importante. Ten en cuenta que ahora mismo, su vida gira en torno a la oposición, y lo mejor que puedes hacer es darle espacio y paciencia, e intentar comprender por qué se organiza de cierta forma.
Aun así, procura que no se aísle demasiado. Invítale a desconectar en sus ratos de descanso, así evitarás que se queme… y recuérdale lo importante que es mantener el contacto humano.
Lo sabemos bien:
2. Dale apoyo emocional
Ya has visto que un opositor necesita sentir que no está solo en esto.
Escúchale sin juzgar cuando quiera desahogarse, anímale cuando lo veas abrumado, y celebra incluso sus logros más pequeños. Hacerle entender que estás ahí para lo que él necesite puede marcar una diferencia enorme.
Evita presionarle o comparar su proceso con el de otros, ya has visto qué NO decirle.
Si haces esto, el progreso será mucho mejor, puedes estar seguro. Las emociones tienen un papel muy importante en esta carrera de fondo.
3. Ayúdale a organizarse
Si ves que la planificación no es su fuerte, puedes ofrecerte a ayudarle a estructurar su plan de estudio.
Tener una rutina clara reduce el estrés y mejora su rendimiento. Incluye en ese plan pausas regulares, tiempo para actividades recreativas y días para recargar pilas. La clave está en el equilibrio.
Si no sabe por dónde empezar, nosotros en Formación Ninja contamos con especialistas en organización en nuestro Plan Élite. Podría ser un gran regalo, por cierto.
Tenemos métodos estructurados y tutorías personalizadas, y así conseguimos que la carga de trabajo sea más manejable.
4. Crea un ambiente de estudio óptimo
¿Tu hijo o familiar estudia en casa? Entonces asegúrate de que su espacio sea tranquilo, ordenado y libre de distracciones.
Como seguramente ya sabes, estudiar con ruido es muy jodido, así que unos auriculares con cancelación de ruido podrían ser clave aquí. También, asegurarte de que no le falte material de estudio.
Los regalos no tienen por qué ser físicos solamente. También puedes procurar que tanto tú como otras personas respetéis su necesidad de silencio y evitar interrupciones innecesarias.
5. Anímale a cuidar su bienestar
El cuerpo y la mente de un opositor trabajan a pleno rendimiento, así que recuérdale la importancia de cuidarse. Anímale a hacer algo de ejercicio, dormir las horas necesarias y comer bien.
Si notas que está muy estresado, sugiérele que pruebe técnicas de relajación como meditación o mindfulness. Estas prácticas reducen el estrés y también aumentan la concentración y la motivación. Las aplicamos nosotros en nuestras clases, por eso lo sabemos tan bien.
Mini consejo de nuestro psicólogo:
6. Celebra sus avances
Estudiar una oposición es un maratón, no un sprint, y hay que ir paso a paso. Intenta que este camino casi infinito se haga menos eterno.
Por eso, celebra (sin exagerar, claro) cuando termine un tema, supere un simulacro o haya tenido un buen día de estudio (sobre todo en malas rachas). Aunque pueda parecer que no le afecte tu reacción, la verdad es que puede reforzar su confianza y recordarle que está avanzando, algo que a algunos opositores les cuesta mucho ver.
Anímale también a que él mismo se recompense después de cumplir objetivos. Puede ser algo tan sencillo como ver un capítulo de su serie favorita o darse un paseo. Estos momentos de desconexión son clave para evitar el agotamiento.
7. Motivación en los momentos difíciles
Es normal que un opositor tenga días malos. En esos momentos, ayúdale a recordar por qué empezó, por qué está luchando: ¿quiere un futuro más estable? ¿Una profesión que le apasione? Tener claras sus razones puede ser la chispa que encienda de nuevo su motivación. Por si te sirve, usa de base nuestro artículo sobre las ventajas de ser funcionario, le va a molar.
Igualmente, todo acabará pasando, y forma parte del viaje:
5 frases para motivar a un opositor
Motivar a un opositor es un arte. Hay frases que, si las dices con el corazón y en el momento adecuado, pueden ayudar. Estas son algunas ideas que hemos recopilado, basadas en experiencias reales de opositores, para que las uses cuando quieras darle ese empujón:
"Lo importante no es cuánto tiempo llevas, sino lo que estás construyendo para tu futuro." Recuérdale que cada hora de estudio es una inversión, no un sacrificio.
"Estoy muy orgulloso/a de todo lo que estás haciendo." A veces, los opositores no se dan cuenta de lo mucho que ya han avanzado.
"Recuerda por qué empezaste. Esa razón sigue ahí, más fuerte que nunca." Ideal para momentos en los que la motivación parece desaparecer.
"No estás solo/a en esto. Estamos aquí para apoyarte en lo que necesites." La sensación de compañía puede aliviar mucha presión emocional.
"Las oposiciones son como un maratón, no un sprint. Ve a tu ritmo, pero no te detengas." Útil para recordarle que cada paso cuenta y que es un proceso largo pero alcanzable.
Ahora que entiendes cómo funciona el estado de ánimo del opositor y cómo animarlo, seguro que has aprendido muchas cosas para apoyarle y hacerle (o hacerte) el camino más fácil.
Para rematarlo, nos gustaría que vieras este vídeo donde remarcamos los errores más habituales en opositores, muuuuy relacionado con lo que te contamos aquí.
Recuerda contar con nosotros si necesitas formación para ese opositor, y apoyo extra. Nuestro Plan Élite podría encajarte, aunque seguro que tenemos más cosas que pueden aportar. Pregúntanos sin miedo, que no mordemos.