Estudiar para oposiciones no es moco de pavo. Si estás buscando métodos de estudiar, este artículo es para ti. Aquí encontrarás los mejores sistemas para organizarte, técnicas prácticas y guías para maximizar tus resultados.
Si de algo dominamos en Formación Ninja es de este tipo de cosas, ya que es lo que nos diferencia del resto de academias de oposiciones. Y cualquier opositor sabe que no estudias de verdad hasta que opositas.
No solo vamos a darte métodos para estudiar mejor. También te daremos links a nuestras guías, donde podrás expandir todo lo que necesites. Y, si te quedan dudas, nos preguntas o te apuntas a nuestras clases, así de fácil.
¿Qué es un método de estudio?
Primero de todo, vamos a definir bien qué es eso del método de estudio. Hay mucha gente que lo confunde con las técnicas de estudio, pero no son lo mismo.
Un método es un sistema o conjunto completo de pasos organizados que te ayuda a alcanzar un objetivo de estudio. Es decir, abarca todo el proceso, desde planificar tu tiempo hasta evaluar lo aprendido.
Por otro lado, las técnicas de estudio, suelen ser herramientas o estrategias específicas que podrían aplicarse dentro de ese sistema o método. Vamos, que puedes hacer esquemas, subrayar o usar reglas mnemotécnicas mientras aplicas cualquier método.
Ojo, que las técnicas ayudan y mucho, pero no es lo único que hay. Necesitas el método para tener un plan de estudio.
Hoy en día, mucha gente sabe aplicar técnicas de estudio. Lo realmente difícil es saber sentarse a estudiar y cómo organizarse en general. Esto, en una oposición, es todavía más importante.
Si estás buscando formas concretas de memorizar más rápido o entender mejor un temario, nuestras guías sobre técnicas de estudio te serán muy útiles:
Técnicas de estudio para oposiciones: pensadas para opositores.
Mejores técnicas de estudio: para cualquier ámbito.
También, si necesitas aprenderlas bien puedes profundizar sobre eso en nuestra academia online de técnicas de estudio.
En este artículo veremos diferentes métodos para estudiar, formas de organizar el estudio, desde las más estructuradas hasta las más flexibles. Cada método tiene sus puntos fuertes, y muchos puedes combinarlos. Al final, se trata de probar, ajustar y construir un sistema que funcione para ti.
✨ Una cosa antes de seguir: si quieres planificarte como nadie y necesitas ayuda para enfrentar tu reto, no te limites a leer esta guía. Invierte en un Plan Élite, que es donde un preparador te enseñará cómo empezar a opositar, organizarte y planificar tu estudio, con nuevos métodos y una academia detrás.
Método Cornell
Si alguna vez has sentido que tus apuntes son un caos o no sabes cómo repasarlos, el método Cornell es para ti. Este sistema organiza tus notas de una manera tan práctica que estudiarás más rápido y mejor.
Es ideal para opositores o estudiantes que toman apuntes en clases o para resúmenes de temarios. También si tienes clases online o presenciales, y necesitas organizar lo que aprendes para repasarlo después.
Los opositores con temarios densos y organizados lo encontrarán muy útil. Eso sí, no es el mejor método si no tomas tantos apuntes, o si ya lo haces a tu manera.
Te puede funcionar al obligarte a estructurar la información desde el principio.
De hecho, la gracia está en que no solo te ayuda a la hora de tomar apuntes, también lo prepara todo y te da un sistema para que te vaya a ser mucho más fácil estudiar y procesar todos estos datos.
¿Cómo aplicarlo? El método Cornell divide tus apuntes en tres secciones:
Notas principales (a la derecha): Aquí anotas toda la información clave que necesitas durante una clase o lectura. Lo esencial, pero claro y ordenado.
Palabras clave (a la izquierda): Al terminar, apunta conceptos clave, preguntas importantes o pequeños resúmenes de las ideas que has anotado.
Resumen (abajo): Dedica un espacio para condensar lo más importante con tus propias palabras. Este paso te obliga a procesar y recordar lo que has aprendido.
Hoy en día, te recomendamos que apuestes por tomar estos apuntes en digital, con alguna plantilla de Notion de Cornell, por ejemplo. Te ahorrará tiempo y te será más cómodo.
El método Cornell incluye la regla de las 6R, un sistema en seis pasos para aprovechar al máximo tus apuntes:
Registro: Toma notas claras y breves en la parte derecha de la hoja mientras estudias o asistes a clase.
Reducción: Resumir es clave. Usa la columna izquierda para apuntar palabras clave o preguntas relevantes.
Recitación: Cubre los apuntes y trata de recordar el contenido usando solo las palabras clave.
Reflexión: Piensa en cómo lo que has apuntado conecta con lo que ya sabes y por qué es importante.
Repaso: Revisa las palabras clave de forma regular para mantener fresco el contenido.
Revisión: Antes del examen, haz un repaso general para asegurarte de que lo entiendes todo.
Método Feynman
Ahora bien, si lo tuyo no son los apuntes, pero necesitas entender conceptos densos de forma rápida, este es tu método. Inspirado por Richard Feynman, un genio de la física, el método Feynman te enseña a aprender explicando.
Este método es increíble si estás estudiando temas complejos o necesitas dominar conceptos técnicos. Sobre todo para opositores de ámbitos como las ciencias o el derecho, y que les gusta verbalizar lo que estudian. Lo que sí es verdad, es que te llevará más tiempo, pero te servirá si no acabas de interiorizar algo por más que lo estudias.
Cuando intentas explicar algo con palabras simples, te das cuenta de si lo entiendes de verdad. Si no puedes hacerlo, es señal de que necesitas profundizar más. Además, simplificar conceptos complejos mejora tu capacidad para retenerlos.
Para que te hagas una idea, este método se compone de cuatro pasos:
Elige un concepto: Escoge un tema específico que quieras aprender. Cuanto más concreto, mejor (por ejemplo, “tipos de sintagma”).
Explícalo como si enseñaras a alguien sin conocimientos previos: Imagina que hablas con un amigo, un niño o incluso contigo mismo. Usa un lenguaje sencillo y ejemplos cotidianos.
Detecta tus lagunas: Cuando te atasques o no sepas cómo explicar algo, vuelve a tus materiales de estudio. Esto te mostrará exactamente qué partes necesitas reforzar.
Repite y ajusta: Una vez hayas corregido y repasado, explica de nuevo el tema hasta que lo domines por completo.
Un truco: grábate explicando el tema y escúchate. Esto te ayudará a detectar errores y mejorar tu discurso.
Aquí tienes más info:
Ahora, vamos a hablar de tres sistemas que organizan el estudio de una manera muy concreta. Estos métodos son ideales para estructurar cómo avanzas y repasas el temario, sobre todo en las oposiciones.
La clave aquí es que tienes que escoger SOLO uno en función de tu forma de estudiar, tu temario y tu tiempo disponible. Nosotros tenemos nuestra opinión, y te diremos claramente cuál es el que recomendamos en Formación Ninja para la mayoría de oposiciones, pero recuerda: no hay una fórmula mágica. Puede ser que a ti no te funcione lo que a otro sí. Tienes que probar, ajustar y encontrar el método que mejor se adapte a ti.
Sistema de arrastre
El sistema de arrastre es estudiar evitando la curva del olvido: estudias algo y lo "arrastras" contigo a medida que avanzas. ¿La idea? Que no se quede nada olvidado por el camino. Es una técnica clásica, y se ha usado durante décadas en academias tradicionales, pero no es la panacea, ni lo mejor que puedes hacer, la verdad.
Este método puede servir para opositores con temarios largos y detallados, como los de justicia o administrativo, donde necesitas recordar absolutamente todo. Sin embargo, que quede claro: NO lo recomendamos para la mayoría de opositores, sobre todo si tu tiempo es limitado. Es fácil que acabes quemado, peleándote con repasos eternos y el temido agobio.
En esencia, este método consiste en repasar continuamente los temas ya estudiados mientras incorporas nuevos.
Por ejemplo, si empiezas estudiando con el tema 1, lo repasas, pero es que luego, cuando hayas terminado el tema 2, tendrás que repasar el tema 1 y el tema 2 juntos… y así irá creciendo tu tiempo de repaso cada vez que termines un tema nuevo. Al final, tienes un sistema de repasos que buscan reforzar tu memoria a largo plazo.
De hecho, muchas academias tradicionales lo aplican sin darte otras opciones, haciéndote sentir que nunca terminas de aprender…
Veamos ventajas y desventajas de este sistema, para ayudarte a decidirte entre este y los otros dos:
Ventajas:
Refuerza la memoria con repasos constantes.
Es útil si necesitas dominar absolutamente todo.
Inconvenientes:
Puede ser agotador y poco eficiente.
No deja espacio para métodos más flexibles.
Sistema de vueltas
Por aquí tenemos el sistema totalmente contrario al arrastre: el sistema de vueltas.
Es como un maratón con varias etapas: estudias todo el temario de principio a fin, profundizando en cada tema, y luego vuelves a estudiarlo más rápido en cada vuelta. ¿La clave? Cada vez que lo recorres, lo entiendes mejor y te cuesta menos recordarlo.
Es perfecto para opositores con temarios extensos que necesitan retener todo antes del examen. Si te agobia la idea de no llegar a tiempo o sientes que no lo recordarás todo, este método te da un plan estructurado que te permite avanzar con confianza.
Como decíamos, este método consiste en trabajar TODO el temario en cada vuelta, dedicando la primera a estudiarlo en profundidad y las siguientes a afianzar lo aprendido, reduciendo el tiempo en cada una.
Primera vuelta: Estudia todo el contenido de manera completa y detallada. Aquí te enfocas en comprender los conceptos, maquetar y aplicar técnicas de estudio para memorizar.
Segunda vuelta: Repasa todo el temario, pero esta vez más rápido. Refuerza lo que ya te sabías y profundiza solo en lo que te haya quedado "colgado".
Tercera vuelta y siguientes: Cada vez que completes una vuelta, la harás en menos tiempo porque ya habrás afianzado gran parte del temario.
Te recomendamos que cuando vayas avanzando te pongas a prueba con simulacros y demás. Esto, te ayudará a identificar mejor en qué te falta por afianzar del todo.
Ventajas:
Garantiza que cubras todo el temario.
Refuerza la memoria a largo plazo gracias a los repasos, que cada vez serán más rápidos.
Cada vuelta es más rápida, y eso es muy motivador.
Inconvenientes:
Requiere planificación y constancia.
Puede ser difícil al principio por el volumen de contenido.
Sistema de capas
El sistema de capas es similar al de vueltas, pero con una diferencia muy clara: te centras en lo más preguntable y fácil de estudiar primero. Así, poco a poco, puedes ir profundizando en cosas menos "importantes", pero sabiendo seguro lo que ya han preguntado en los exámenes.
Este método es perfecto para opositores con temarios extensos y poco tiempo, o que se sienten bloqueados al no saber por dónde empezar. También es ideal si necesitas priorizar contenido en base a lo que más se ha preguntado en convocatorias anteriores.
Básicamente, divides tu estudio en capas. En cada capa, estudias el temario completo, pero con diferente nivel de profundidad:
Primera capa: Prioriza lo más importante y preguntable. Esto significa datos que suelen aparecer en exámenes, como artículos clave de leyes, conceptos básicos o las fechas más relevantes.
Segunda capa: Una vez hayas pasado por todo el temario, vuelve a él, pero añadiendo más detalles, como funciones, características específicas o información secundaria.
Capas siguientes: En cada vuelta, profundizas en detalles más técnicos o menos preguntables, pero que pueden marcar la diferencia en preguntas más complejas.
La clave está en avanzar rápido en la primera capa, tocando todo el temario de manera superficial. Esto evita que pierdas tiempo perfeccionando temas poco relevantes al inicio.
Ventajas:
Te permite avanzar rápido y tocar todo el temario desde el principio.
Prioriza lo que más importa, garantizando una buena base.
Es ideal para mantener fresco lo aprendido al repasar en cada capa.
Inconvenientes:
Requiere análisis para saber qué es lo más importante en la primera capa.
Puedes ser menos eficiente si no tienes claro cómo estructurar las capas.
Así se lo explicábamos el otro día a una opositora a Auxiliar Administrativo:
Bueno, ¿qué te parecen estos tres sistemas? Lo que seguramente te estarás preguntando ahora es qué sistema escoger entre esos tres. Decídete con este vídeo donde lo debatimos:
Estudio intercalado
Si te aburre estudiar siempre lo mismo o sientes que te atascas en un único tema, prueba el estudio intercalado. No tiene ningún título ni nombre famoso, pero es algo que a veces funciona. Consiste en alternar entre diferentes materias o tipos de contenido en una misma sesión de estudio.
Este método es genial para opositores que tienen que dominar varias áreas al mismo tiempo. Sin embargo, si estás empezando con un tema nuevo, puede ser mejor centrarte primero en él antes de alternar con otros.
Piensa que cuando alternas temas, tu cerebro se mantiene más fresco para procesar y conectar ideas. Esto mejora la comprensión y la retención a largo plazo. Además, rompe con la monotonía y hace que el estudio sea más divertido. Lo malo, es que dependiendo de los temas, puedes llegar a mezclar cosas sin querer.
Para aplicarlo, puedes hacer algo como esto:
Divide tu tiempo de estudio en bloques (por ejemplo, 40 minutos por tema).
Alterna entre materias o temas distintos en cada bloque. Por ejemplo, empieza con legislación, luego pasa a psicotécnicos y después a temarios específicos.
Al final de la sesión, dedica 10 minutos a repasar brevemente lo trabajado en todos los bloques.
Un consejo: Si no tienes mucho tiempo, o hay algún tema que te trae de cabeza y quieres meterte más a fondo sin "salirte", prueba a intercalar temas con subtemas. Por ejemplo, en vez de cambiar de materia, alterna entre diferentes epígrafes de un mismo temario.
Método Pomodoro
Si alguna vez has sentido que te falta concentración o que estudiar es un maratón interminable, el método Pomodoro puede ser la solución. Es perfecto para organizar tu tiempo de una manera más simple. De hecho, te puede ayudar a gestionar tus descansos para que rindas mejor.
Lo vemos ideal para muchos casos (de hecho, se inventó para estudiar). Sobre todo te puede ayudar si te cuesta concentrarte, tu temario es muy extenso o si tanto curro pendiente te genera ansiedad. Por supuesto, también es combinable con otros métodos que hemos explicado aquí.
Este método fue creado por Francesco Cirillo, que usó un temporizador de cocina en forma de tomate (pomodoro, en italiano) para dividir su tiempo en bloques de trabajo y descanso. Básicamente, consiste en alternar entre periodos de máxima concentración y pausas planificadas. La estructura básica es:
25 minutos de trabajo ininterrumpido.
5 minutos de descanso.
Cada cuatro ciclos, un descanso largo de 15-30 minutos.
Para aplicarlo:
Escoge una tarea específica, como estudiar un tema o hacer un test.
Pon un temporizador: Puede ser de 25 minutos o ajustarlo según lo que necesites (el 50/10, que son 50 de trabajo y 10 de descanso, también es popular).
Trabaja sin distracciones hasta que suene la alarma. Nada de móvil ni redes sociales.
Cuando termine el tiempo, tómate un descanso corto. Estira las piernas, respira y desconecta.
Repite el proceso. Cada cuatro pomodoros, descansa más tiempo.
Tres consejos:
Crea una lista previa: Escribe todas las tareas que quieres hacer y estima cuántos pomodoros te llevará cada una. Esto te ayudará a organizarte mejor.
Descansa bien: Aprovecha los descansos largos para desconectar del estudio y relajarte de verdad.
Usa herramientas digitales: Aplicaciones como Forest o TomatoTimer pueden ayudarte a llevar la cuenta de tus ciclos y motivarte.
Recuerda que el método Pomodoro es flexible: puedes ajustarlo según tus necesidades. Lo importante es mantener la proporción entre trabajo y descanso.
Método Leitner: repasa con tarjetas
El método Leitner organiza el repaso en tarjetas, clasificándolas según lo bien que recuerdas su contenido. A medida que avanzas, repasas más lo que no dominas y menos lo que ya controlas, optimizando tu tiempo de estudio.
Este método es perfecto si estás preparando oposiciones con datos muy concretos, como fechas, leyes o definiciones. También funciona genial si eres de los que necesitan repasar de forma constante para no olvidar lo aprendido.
Adapta los repasos a tu nivel de conocimiento, reforzando tu memoria a largo plazo con más frecuencia en aquello que aún no has interiorizado.
Pasos que puedes seguir:
Crea tarjetas con preguntas y respuestas de tu temario.
Clasifícalas en niveles: las más difíciles se repasan a diario y las más fáciles, con menos frecuencia.
Revisa según los niveles. Por ejemplo, cada 1, 3 o 7 días dependiendo del progreso.
No tienes por qué usar el método tradicional y tener qeu acordarte de cuándo fue la última vez que repasaste X tarjeta. De hecho, también puedes aprovechar apps que aplican este sistema de manera automática, como Anki. Te ahorrará mucho tiempo.
Por cierto, te contamos más sobre esto en cómo usar flashcards para estudiar.
Método de las metas diarias
El método de las metas diarias te ayuda a dividir el temario en pequeñas tareas que puedas completar cada día, logrando avances constantes sin sentirte abrumado.
Es ideal para opositores que se bloquean al ver la cantidad de material que deben estudiar. Este método te permite avanzar poco a poco, manteniendo el foco y reduciendo la procrastinación.
Al fin y al cabo, piensa que cumplir pequeñas metas diarias genera una sensación de logro que te motiva a seguir adelante. Además, te ayuda a mantener un ritmo constante sin dejar todo para el último momento.
¿Cómo aplicarlo?, pues un ejemplo:
Al empezar el día, define entre 3 y 5 tareas específicas. Por ejemplo, estudiar dos temas y hacer un test.
Completa las tareas en el orden que prefieras, asegurándote de cumplirlas todas.
Evalúa al final del día lo que has conseguido y ajusta las metas del siguiente día si es necesario.
Prioriza las tareas más importantes al inicio del día, cuando tienes más energía, y lleva un registro de tus metas para mantener la motivación.
Método de simulacros intensivos
Si estás en una fase avanzada de tu preparación y buscas una manera eficaz de medir tu progreso y superar los nervios del examen, el método de simulacros intensivos es una opción fantástica.
Este sistema te permite reproducir las condiciones del examen real, enfrentándote al mismo tipo de presión, mientras identificas tus puntos débiles y trabajas en ellos.
Es muy útil para opositores que dominan buena parte del temario pero quieren consolidar conocimientos, mejorar su resistencia mental y afinar su capacidad para responder preguntas bajo presión.
Algunas claves para aplicarlo:
Simulacros completos semanales: Empieza con uno a la semana y aumenta la frecuencia según se acerque la fecha del examen.
Análisis de errores: Revisa cada fallo para entender si es por desconocimiento, confusión o nervios, y trabaja sobre esas debilidades.
Repasos estratégicos: Usa los resultados de los simulacros para guiar tus repasos hacia las áreas más problemáticas.
Condiciones reales: Responde en un ambiente sin distracciones, con cronómetro y simulando las restricciones del examen.
En nuestra plataforma de test, tienes simulacros basados en exámenes oficiales y explicación en cada pregunta para sacarles el máximo partido.
Por si tienes dudas, esto es lo que decía David el otro día sobre el tema:
Método de planificación inversa
Si sientes que tienes demasiado temario por delante y no sabes cómo empezar, el método de planificación inversa te ayudará a poner orden en tu preparación.
Este enfoque está pensado para opositores que tienen una fecha de examen fija y necesitan organizarse, evitando dejar cosas importantes para el último momento. Con este método, defines tu objetivo final y planificas cada paso hacia atrás, asegurándote de que todo encaje en un calendario lógico y realista.
Una de las grandes ventajas de este método es que te da una visión global de tu estudio. Al estructurar el temario en bloques y dejar tiempo para repasos, puedes trabajar de manera más eficiente, sin sentir que estás improvisando sobre la marcha.
También es ideal si sueles agobiarte con la cantidad de material, ya que te permite centrarte en una cosa cada día con la tranquilidad de que todo tiene su espacio.
¿Cómo aplicarlo?
Empieza por el final: Define la fecha del examen y retrocede en el tiempo para asignar cada tema o bloque a un periodo específico.
Divide el temario: Reparte los temas por semanas o meses, dejando huecos para repasos y simulacros.
Ajusta según avances: Reorganiza los tiempos si encuentras que algún tema te lleva más de lo esperado, pero sin perder de vista las fechas clave.
Evalúa y corrige: Cada cierto tiempo, revisa tu progreso y adapta el calendario según necesites.
Algo que te puede ayudar: Digitaliza tu planificación con herramientas como Notion o Google Calendar para que sea más fácil ajustar fechas sin perder el ritmo.
Aquí lo explicábamos también, combinándolo con vueltas o capas:
¿Cuál es el mejor método para estudiar?
El mejor método de estudiar es aquel que te funcione y que a la vez te potencie si le aplicas técnicas de estudio. Ya sabes que aquí te hemos puesto enlaces para que puedas acceder a todo lo que necesitas.
Si quieres seguir aprendiendo, te recomendamos que te pases por nuestro artículo sobre cómo estudiar oposiciones, donde te aportamos 17 consejos más que pueden complementar muy bien lo que acabas de aprender aquí, y que te servirán para cualquier método que decidas aplicar.
En caso de que veas que necesitas un guía para aplicar estos métodos de estudio o quieres un plan personalizado para tus oposiciones, el Plan Élite está diseñado para ayudarte a sacar el máximo partido a tu tiempo y esfuerzo. Contáctanos si tienes dudas.