Cómo organizar tu plan de estudio semanal

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Tienes muchos apuntes por estudiar, obligaciones que cumplir, cosas por hacer… y no sabes cómo organizarte con todo. Es normal, nos ha pasado a todos en algún momento.

Ahora bien, si nuestro propósito es realmente firme, debemos gestionar el tiempo, priorizar las actividades del día a día y lograr aquello que queremos hacer. Aquí entra en juego elaborar un buen plan de estudio semanal.

¿Quieres saber cómo elaborar el tuyo? Presta atención.

¿Qué es un plan de estudios?

Un plan de estudios es un documento sobre el que se organiza el tiempo que vamos a invertir estudiando, lo que vamos a estudiar y con qué objetivo.

Realmente, no podemos hablar del plan de estudios como un instrumento único. Muy al contrario, y atendiendo a su verdadera esencia, deben existir tantos planes de estudios como estudiantes haya. 

Con esto nos referimos a que, un buen plan de estudios semanal debe estar personalizado al máximo. Si bien es cierto que, para funcionar, estos documentos necesitan que se incluyan ciertos elementos mínimos, pero tomando esta estructura como base, el resto es obra de cada persona.

¿Cómo se elabora un plan de estudio semanal?

La elaboración de un plan de estudios implica dos grandes fases: una de conocimiento, y otra de creación, en sí misma.

Autoconocimiento

Debes partir de esta idea: si no te sinceras contigo mismo respecto a tus objetivos,  sueños, pros y contras, da igual lo que organices, porque siempre fallará algo.

La afirmación es dura, sí, pero para cumplir con tus propósitos debes tener fuerza de voluntad, saber qué quieres realmente y conocer tus defectos y virtudes.

Teniendo esta idea más clara, puedes comenzar. Para ello, responde algunas cuestiones sobre el trabajo que vas a realizar esa semana:

  • ¿Cuál es mi organización a largo plazo?

Necesitas saber cuál es tu futuro más inmediato para poder organizar cada semana. Te lo contamos en este vídeo:

  • ¿Qué objetivo quiero alcanzar esta semana?

Por ejemplo, suponiendo que eres opositor, tus objetivos serán estudiar un tema de legislación, dos de teoría e ir todos los días a entrenar.

  • ¿Qué tiempo efectivo de trabajo invierto en cada cosa? ¿Invierto tiempo extra en esta actividad?

Con tiempo efectivo nos referimos al tiempo real que empleas en realizar la tarea. Por ejemplo, en el gimnasio vas a estar una hora. Sin embargo, no estás contando con el tiempo de trayecto, ducha, calentamiento, etc., que es un tiempo extra invertido en esta actividad. Así, la tarea del gimnasio que al principio ocupaba una hora, ahora ocupa tres de nuestro planning de estudio.

Sobre todo, debes ser realista al pensar en el tiempo invertido en cada tarea, teniendo en cuenta cuáles son tus hábitos. Esto evitará que tengas que rehacer el planning. Igualmente, recuerda dejar algunos huecos “salvavidas” a los que puedas recurrir en caso de imprevisto.

  • ¿Cuánto me canso estudiando esta materia en concreto?

Es otra cuestión importante. Volvamos al ejemplo anterior.

Generalmente, una persona tiende a agotarse más con unos temas que con otros. Básicamente, te aburres porque no lo comprendes, no te interesa o no es de tu agrado.

Supongamos que eso es lo que te pasa con el tema de legislación que quieres estudiar, así que, conociéndote, tendrás que duplicar el tiempo de estudio que reserves para esa unidad.



  • ¿Qué ocurre si lo consigo? ¿Y si no?

Para que no te tomes “a broma” la determinación de objetivos semanales, piensa en las consecuencias si no alcanzas los objetivos.

Por ejemplo: si no cumplo los objetivos no podré ir al simulacro del lunes siguiente. 

  • ¿Qué otras obligaciones tengo durante la semana?

Vamos a suponer que trabajas todas las tardes y una vez en semana colaboras como voluntario en Protección Civil. Estas obligaciones ineludibles, así como alguna cita médica o compromisos que sepas que existen de antemano, son los primeros que deberás situar en tu plan de estudio. 

  • ¿A qué hora voy a levantarme y a acostarme? ¿Y a asearme? ¿Y a almorzar?

El horario que sigas determinará en gran medida las horas reales que puedes dedicar a tu estudio. Si tienes una rutina general establecida, genial; si no, intenta empezar con ella. Hará que todo sea más fácil.

  • ¿Cuántos descansos necesito?

Es habitual que se hagan bloques de estudio de dos horas y descansos de unos 20 minutos, aproximadamente.

Aún así, la distribución que hagas del tiempo vendrá determinada por cuatro cosas: tu capacidad de atención y concentración, la materia con la que trabajes, el método de organización que emplees y las técnicas de estudio que apliques.

Aprende más sobre los sistemas de vueltas, arrastre y capas en este vídeo. Te serán de utilidad:

  • Entonces, ¿qué tiempo tengo cada día para estudiar?

Al plantearte el tiempo sobrante y que puedes dedicar al estudio cada día, comprobarás si tus objetivos son adecuados o no. 

Este es el momento en que puedes rectificarlos, aumentando o disminuyendo la cantidad.

Ahora sí, hagamos el planning de estudio.

Creación: ¿qué contiene un plan de estudios?

Como veníamos diciendo, para que un plan de estudios funcione, requiere de ciertos elementos mínimos.

Desde nuestra experiencia, te recomendamos un plan de estudios que posea dos partes bien diferenciadas: una general y otra específica.

  • Área general.

Es donde se ubican los objetivos semanales, diarios o ambos. Será algo parecido a tu lista “to do”. 

Sabes que para alcanzar objetivos hay que realizar varias tareas, así que pueden pasar varios días sin que logremos alguno. Eso sí, en cuanto esté alcanzado táchalo de tu lista. ¡Verás qué subidón!

  • Área específica.

Es donde vamos a concretar. Allí dibujaremos una tabla similar a un horario: incluirá los días de lunes a viernes (fines de semana si lo consideras necesario) en una fila y la distribución horaria en una columna.

Recuerda que el tiempo estará distribuido como mejor te venga, por ejemplo, a intervalos de media hora, una hora, dos horas… Tú eliges.

A continuación, sitúa tus tareas en el siguiente orden:

  1. Rojo: actividades ineludibles y urgentes (p.ej. trabajo o cita médica).

  2. Naranja: actividades vitales como desayunar, almorzar, dormir o tomar una ducha.

  3. Amarillo: actividades importantes que ubicas en función a las dos anteriores (estudio y gimnasio).

  4. Verde: descansos del estudio y huecos sobrantes (o salvavidas).

  5. Rosa: actividades sociales o lúdicas.

Aquí te dejamos un ejemplo de plan de estudios semanal, pero si quieres sacarle todo el partido a tu estudio y aprender a organizarte para aprobar tu oposición, nosotros te ayudamos. ¡No te arrepentirás! 

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