Del aula al puesto 46 en Bomberos Comunidad de Madrid

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5 dic 2025

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Hay historias que te enseñan que el éxito no es casualidad.

Esta es la historia de Iván.

Un opositor a Bomberos de la Comunidad de Madrid que se apuntó en Formación Ninja el día uno. El 26 de diciembre de 2019. Cuando Ninja nació.

Y que hoy, años después, es bombero de la Comunidad de Madrid. Puesto 46 de 125.

Su testimonio es una lección de estrategia quirúrgica, control absoluto del examen y mentalidad profesional.

A través de su experiencia entenderás que aprobar no es solo estudiar bien, sino tener un protocolo de examen tan sólido que nada te pille por sorpresa.

Este post es una transcripción de una entrevista en vídeo que le hicimos hace unos meses. Si lo prefieres, puedes verla completa en este enlace

El comienzo: la academia presencial

Cuando todo cambió en un descanso

Iván conoció a David en una academia presencial.

David daba clases ahí. Iván llevaba dos meses en esa academia. Y todavía no había tenido el placer de tener una clase con él.

Pero ya sabía por dónde iba su manera de enfocar la oposición.

"Era extraño. Era raro. Era diferente. Pero todo el mundo me vendía: 'vas a flipar, vas a flipar. En cuanto descubras esta manera de estudiar te va a dar un cambio de perspectiva de la oposición brutal.'"

Iván tuvo tres clases de igualdad y una de servicios de bombero.

"Y creo que al segundo o tercer día te cogí en un descanso. Dije: a mí, explícame toda esta movida. Explícame todo."

"No tenía ni iPad. Yo estudiaba... pues sí, super arcaico."

El suelo de la academia

En ese descanso, ahí, en el suelo de la academia, con un cuadernillo, David le explicó:

  • La técnica de la cadena

  • Imágenes

  • Código fonético

"Dije: hostia, qué guapo está esto. Igual hay una manera más cómoda y más efectiva de afrontar esto."

"Ya fue cuando mi perspectiva cerca de la oposición... dije: hostia, se puede."

La ventaja de estar rodeado

Iván vivió algo muy bonito.

Algo que no viven muchos opositores que empiezan ahora en academias online.

Cuando él aterrizó en esa academia, David llevaba tiempo divulgando sobre técnicas de estudio.

Y había convencido al 80-90% de la gente de que el método funcionaba.

Entonces Iván llegó y tuvo el choque de: "hostia, todo lo que he hecho hasta ahora no vale. Tengo que cambiarlo. ¿Esto de verdad merecerá la pena?"

Pero mirabas al de al lado. Y el de al lado lo utilizaba.

Eso es lo que ahora les falta a muchos opositores que aterrizan en academias online.

No tienen a quien mirar. No tienen 10 personas en la biblioteca diciendo: "hostia, este método funciona".

Tienen que superar esa barrera inicial prácticamente solos.

Iván lo tuvo más fácil.

"Al final, si aquí hay 10 personas que lo utilizan, pues probablemente es que funciona."

El día uno: 26 de diciembre de 2019

Cientos de personas apostaron por Ninja

Ninja nació el 26 de diciembre de 2019.

Ese primer día se apuntaron cientos de personas.

E Iván fue una de ellas.

"Fuiste de las primeras personas que apostó por Ninja. Totalmente."

"El primero. Gracias por la confianza."

Sin iPad: técnicas de estudio en papel

Pero Iván tenía un problema.

"Me pilló mal, entre comillas. Yo en esa época no tenía... tenía lo justo. Me gasté, incluso en imprimir el temario, me gasté de lo poco que tenía."

"Y claro, descubrí la manera de utilizar el iPad a raíz de ti. Y la manera de meter imágenes y tal. Entonces yo en ese momento no tenía para un iPad."

Entonces hice eso mismo en papel. Analógico.

¿Qué tal?

"Bien."

"Y ya cuando me pude comprar el iPad, claro, yo ya tenía con mi jerarquía de colores, con mis anotaciones en márgenes, con absolutamente todo. Lo tenía ya en papel."

"Y dije: no me voy a pasar todo el temario al iPad. Entonces cogía, y los dibujos y todas las reglas y demás me las ponía en una cuartilla en blanco, recortaba, y lo tenía así pegado."

La transición: de "soy muy friki" a "esto funciona de la hostia"

Al principio fue raro.

"De repente tú te ves en la biblioteca estudiando con todo tu temario lleno de dibujos y lleno de anotaciones. Y los primeros días es como: madre mía, que no mire nadie mi temario porque se van a pensar que estoy subnormal."

"Y con el paso de los meses era como que estabas tan... como que lo enseñabas. Y decías: mira, mira qué temario. Mira qué cutre está lo tuyo, ¿sabes?"

"Y al final pasas de 'soy muy friky' a 'soy muy friky, pero esto funciona, mola de la hostia'."

"Y la gente me pregunta. Y a la gente se lo explicas, lo entiende. Y ves que lo empiezan a aplicar. Y dices: hostia, funciona."

La memoria fotográfica

Iván descubrió algo brutal.

"Es que hasta simplemente a la hora de contestar preguntas, las contestas porque te viene la página a la cabeza."

"Y dices: no, es que aquí tengo un orco en la esquina arriba a la derecha. No, abajo. Que me están preguntando por abajo. Entonces el orco no es. Es el de abajo."

"Claro, ya descartas. Y ves que la potencia de las técnicas... dices: es que va más allá de lo que es solo memorizar. Es que cuando las aprendes a usar, vas por donde quieras."

"Por donde quieras."

La evolución: de cero a nivel TOP

2020: la pandemia y el crecimiento

En 2020 llegó la pandemia.

Y con ella, algo que cambió todo para muchos opositores: el confinamiento.

Para Iván fue una oportunidad.

"Para mí era una oportunidad de meterle más nivel al temario. Y a la vez, claro, yo tenía compis que probaron la anterior, que estaban en esa situación de 'voy muy bien de nivel pero estamos encerrados'. Esto se retrasa."

"Yo me abstraí mucho de la oposición en general. Me monté mi gimnasio en casa. Por suerte tenía jardín y tenía campo cerca. Podía salir a sacar los perretes. No lo pasé mal. Se sinceramente, no lo pasé mal."

"Es más, aproveché a estudiar muchísimo."

La etapa bonita: crecimiento exponencial

Iván estaba en lo que David llama la segunda fase del opositor.

La primera es cuando sacas ceros, unos. Tienes que aterrizar, maquetar el temario, ver cómo afrontar esto.

La segunda es una etapa muy bonita. En la que creces muy rápido.

Ya sabes de qué va. Lo único que tienes que hacer es dar vueltas, aplicar técnicas, cambiarlas, y meterle horas.

Y evolucionas a toda hostia.

En los test, en los simulacros. Pasas de un dos a un siete más o menos rápido.

Iván estaba en esa fase.

"Yo tenía todas las horas del día para dedicarle a estudiar. De hecho, hasta me tenía que dosificar. Porque claro, llevas un año y pico de oposición, tu cabeza te da lo que le pidas ya. Lo que le pidas. No le afecta casi ni el estrés. Estás como... está muy limpio."

La tercera fase: el nivel alto

Y luego está la tercera fase.

La jodida.

Bueno, la jodida. Todas son jodidas. Pero la tercera es: "Vale, ya estoy con un nivelazo. Quiero presentarme lo antes posible. Esto no sale."

Iván pasó por esa fase.

"Con el paso del tiempo, cuando ya me ideé mi estrategia de examen, de qué hago los meses y semanas antes del examen, pase lo que pase, sea cuando sea... Cuando yo lo tenía ya muy sólido, muy firme, era como: yo sigo haciendo lo mío. Cuando me saquen la fecha, sé que tengo que hacer esto, esto, esto y esto. Y ya está."

El día a día: cómo estudiaba Iván

La rutina

Le preguntamos a Iván cómo era su día a día.

Cómo utilizaba la academia. Cuántas clases veía al día. Cómo hacía test.

Y nos contó su rutina.

7:00 AM - Levantarse

"Me levantaba a las 7. Yo no era de los que pum, 7, café y a la silla. Yo necesito espabilarme. Me levantaba a las 7. Igual hasta las 7:10, 7:15 no me levantaba de la cama. Tomaba un cafetillo. Si acaso veía algo de Twitter. Dejaba que espavilara. Sacaba los perros."

Antes de las 8:00 - Sentado

"Y antes de las 8 intentaba sentarme. 8 menos 1."

El test antes de abrir el tema

Antes de abrir un tema, siempre hacía un test de ese tema.

Esto es brutal.

"Hacía un test antes de abrirlo. Empezaba con 20. Al final, como ya dominas, 30-40."

"Tardaba 15 minutos."

¿Por qué antes?

"Porque es cuando... Y lo de antes, ¿lo has hecho siempre o solo cuando empezabas a dominar el tema?"

"Cuando empezaba a dominar el tema. Al principio no. Prácticamente no estudiaba. Ya no. Porque al final tenía ese miedo de la realidad. De: al final hacer un test antes te pone el espejo. De decir: esto, ¿dominar? De este tema... Cuando ha pasado tanto tiempo."

"Y antes lo ves con miedo. Y cuando los haces antes, con cierto dominio, dices: a ver dónde me pillan. Y ahora que lo voy a ver, pues machaco. Y ya no me pillas en la puta vida."

Entonces, yo lo aprovechaba para eso.

"Yo, antes de abrir un tema: test. Y donde me pillaran, era cuando yo fuera viendo el tema. No hacía hincapié y tiraba."

Los Pomodoros

Iván hacía Pomodoros de 50-10.

  • Dos Pomodoros de 50-10

  • Descanso. Desayunaba.

  • Otro Pomodoro de 50-10

  • Psicotécnico si acaso por la mañana

Y luego, a las 12:30 - 1:00, se iba a entrenar.

El entrenamiento

"Entrenaba hasta las 2:30 - 3:00 como mucho. Volvía a casa. Comía."

La siesta de 25 minutos (o meditación)

Y aquí viene algo clave.

"Me echaba 25 minutos. Exactamente. Justo 25."

"Al principio me echaba 20 y se me quedaban cortos. Me echaba media hora y me despertaba antes. 25. Y cuando no lo hacía, no podía estudiar casi por la tarde."

25 minutos de siesta.

"Parece una tontería, pero es un micro... Además está demostrado. Me echaba 25 minutos y yo ya era capaz de levantarme, sentarme en la silla, y ponerme a estudiar."

"Si no hacía eso, me podía tirar una hora así delante del tema."

La meditación

Con el tiempo, la siesta evolucionó.

"Con el paso del tiempo, que el estrés y la ansiedad te va subiendo, aprovechaba esos 25 minutos para meditar."

"Que igual me hacían relajarme bastante. Y meditaba todos los días. De los dos últimos años prácticamente todos los días."

En vez de siesta, 25 minutos de meditación.

"Porque ya llegaba un punto que me daba esto que te tumbas y la cabeza empieza... Y dije: tengo que rebajar esto. Pues empecé a meditar. Y me venía de lujo."

"Incluso por las mañanas, cinco o 10 minutillos. En esto que estoy en la cama. Unos cascos, un poquito. Y cuando empecé a introducir la meditación, buah, me vino que te cagas."

La tarde

Por la tarde:

  • Otros dos Pomodoros

  • Descanso de media hora o tres cuartos de hora

  • Otro Pomodoro

Y a última hora del día: específico, Anki, tarjetas.

"Directamente, como tenía todas las reglas hechas, estudiarlas. Leer, leer, leer y leer."

La estrategia: el protocolo de examen

El descubrimiento clave

Le preguntamos a Iván:

"Un momento clave en la que esto cobra una especial importancia es cuando sale la fecha del examen. Cómo encaraste tú ese último tramo."

Y nos contó su protocolo.

"Yo, con el tiempo, fui ideándome una estrategia que me permitiera, esos meses antes del examen, no tener que pensar nada. Simplemente la estrategia estaba hecha."

"Yo, durante los simulacros que iba haciendo... Yo, al final, el pico de nivel lo pegué cuando me dejé de preocupar tanto por echar tantas horas y me empecé a preocupar por tener una estrategia sólida."

"Que potenciara lo bueno que yo tenía y potenciara o camuflara las calvas que yo tenía."

"Porque al final todos tenemos puntos débiles en el temario. Pero una buena estrategia es capaz de que, al final, con el tiempo... puedes a lo mejor solventarlas. Pero no tienes todo el tiempo del mundo. El tiempo es el que es."

La vuelta rápida de 8 días

Iván descubrió algo brutal.

"Me di cuenta de que me venía muy bien dar una vuelta rápida al temario."

¿Cuánto es rápido?

"Empecé haciéndola de tres días. Poquísimo. La subí a cinco. Bueno, la subí a ocho. Y fue buenísima."

"En 8 días me veía el temario entero. Bien."

"Sin profundizar. Pero era capaz de leerme todo el temario y tener todos los conocimientos super frescos en la cabeza. Para que en el momento que lo preguntaran en el examen, saber sacar esos datos."

Cómo la hacía

Iván estaba a un ritmo crucero de vuelta al temario cada mes y medio, seis semanas.

"Y lo que hacía era: el examen era un sábado. Pues las ocho sesiones anteriores daba una vuelta rápida."

"Yo cortaba mi vuelta donde fuera. Cayese donde cayese."

"Y esos temas que había visto al final... que había terminado de ver... eran los temas que menos importancia le daba. Porque los tenía muy frescos."

"Y los temas que más tiempo llevaba sin ver, y los que peor llevaba, los dejaba para verlos los dos o tres últimos días del examen."

"Entonces conseguía tener un cómputo general del temario muy fresco y muy bueno."

"Y a la hora de hacer el examen, sobre todo ya no a la hora de saberme el dato, sino a la hora de poder rescatar ese dato con rapidez."

Claro. Es que has visto todos los puntos del temario en los últimos 8 días.

"Fresco. Pasar página. Aunque sea pasar página. Simplemente que tu cabeza sea capaz de fotografiar cómo estaban ubicados tus reglas, tus dibujos, tus cosas."

El calentamiento: media hora antes del examen

Y aquí viene lo más sorprendente.

Media hora antes del examen.

"Yo no calentaba con un psicotécnico. Yo, media hora, una hora antes del examen, me veía esa parte del específico. Y era lo que usaba para calentar antes de entrar al examen."

¿No te generaba ansiedad?

"No. Porque probé a hacer algún psicotécnico antes de hacer un examen. Y notaba como que ya había malgastado energía en hacer el psicotécnico antes. Y vi que me venía muy bien esas partes del temario."

"Que encima es que eran... era ubicar imágenes. Entonces simplemente con verlo media horilla antes del examen, yo los veía."

¿Te genera confianza?

"Claro. Todo lo contrario. Hay partes del específico que llevo mal, pero que las tengo con imágenes. Que pues al final las altitudes están a la izquierda, están a la derecha de mi cuadro. Es que eso me lo veo en 20 minutos antes de entrar al examen. Y me va a durar la hora o dos horas justas en la cabeza. Como para sacarla en el examen."

¿Y eso lo hacías el día del examen real?

"Sí, sí, sí. Estaba todo el mundo ahí en el llamamiento. Y tú estabas ahí con... Yo me abstraí de la gente. Y hasta que no empezaron a llamar, yo estaba en una esquinita con eso. Y me lo miraba. Y ya está."

"Y ya te digo, al final era algo que tenía como muy sólido, muy preparado y muy practicado."

El registro en hoja aparte

Durante el examen, Iván hacía algo que nunca habíamos visto.

Llevaba un registro en una hoja aparte.

"Yo sabía las preguntas que iba a responder en el psico. Yo sé cuál era mi nivel de psico. Mi nivel de psico, de 40, era 30 limpias."

"Lo había hecho mil veces. Sabía que si el psico era un poco más fácil, podía meter alguna más. Pero si no, no. Contesté 31, fallé una, y dije: vale, pues el temario está saliendo como tiene que salir. Como querías."

Y en el temario:

"En mi temario, es una de las cosas que saqué de Edu que me vino muy bien: intentaba tener un dominio constante y real de la situación de mi examen."

"Pregunta que iba en blanco o que no había respondido: me iba a mi hoja en sucio. Pregunta número tal. Si era del psico, si era atención, o lo que fuera. Ponía de qué bloque era. Y ponía si la miraba o no en el temario."

"Me ponía: pregunta 80, informa, A o B."

O sea, te ibas como dando pistas.

"Claro. Yo iba haciendo un registro de cómo... Yo no hacía muchas vueltas de examen. Yo hacía a lo mejor dos o tres como mucho."

"Una primera vuelta en la que intentaba responder lo máximo posible. Y las cosas que te has quedado ahí con dudas, te lo ibas registrando. Para que luego la segunda vuelta solamente tirase de lo que registré."

Nos enseñó una de esas hojas.

Y es brutal.

Tenía todas las preguntas que dejaba en blanco anotadas. Con su número. Con el tema. Y con notas de si la iba a mirar o no.

  • Pregunta 53, riesgo químico, A (puede ser la A, pero no la he contestado todavía)

  • Pregunta X, con una X grande: no tengo ni puta idea, y esa pregunta no la voy a volver a mirar

"Tienes una visión de prácticamente... Y cuando la vas contestando, pum, contesto, contesto, contesto. Vale, me quedan cuatro."

El control absoluto

Esto le daba a Iván algo brutal.

Control absoluto del examen.

"Tienes la vista de águila de: oye, ¿cómo voy?"

"Porque al final llega un punto en el que tú vas contestando estas preguntas. Pregunta 58, teoría del fuego, una X en grande: no tengo ni puta idea. Y esa pregunta no la voy a volver a mirar. Salvo que me sobre tiempo y vuelva a ir."

"Entonces yo ya no voy a pasar páginas. Voy a ver mi hoja, voy a decir: ah, no, está la de teoría del fuego, no. Directamente nada. Hay una X aquí. No voy ni a mirarla."

"Tienes una visión de prácticamente... Y eres capaz de valorar y decir: es probable que tenga ahora mismo un 8 con un..."

"Claro. Porque tienes una perspectiva real de cuántas en blanco tienes. Cuántas vas a volver a pelear. Y cuántas no vas a contestar."

"Si de repente tienes 4 X, dices: hostia, yo acostumbraba a no tener ninguna en blanco de temario. O una o dos como mucho. Y tengo 4 con X que no voy a contestar. El examen es difícil."

El resultado

"En qué se tradujo todo esto: a mí me sobraron 15 minutos. Y hubo gente que no terminó el examen."

"Porque yo tenía una perspectiva y una situación muy real de cómo era mi examen y cómo lo había hecho."

Las memorias de examen

Después de cada simulacro, Iván hacía algo más.

Una memoria de examen.

"Terminaba el simulacro. Y decía: vale, ¿qué he hecho? He hecho esto, esto, esto, esto, esto. ¿Qué me ha funcionado? Esto me ha funcionado. Esto me ha funcionado. Esto no me ha funcionado. Porque he ido muy rápido. Porque tal. Porque cuál."

"Todo lo que yo había valorado y todo lo que iba integrando en la estrategia, después del examen hacía una memoria de qué cosas me habían funcionado y qué no."

"Y lo que no me había funcionado, lo quitaba y lo cambiaba. Listo."

"Aprovechaba eso. Después de cada simulacro me sentaba yo solo: a ver, vamos a analizar el examen. ¿Qué hemos hecho bien? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Qué hay que cambiar? ¿Qué no hay que cambiar? ¿Qué mantengo? ¿Qué tal?"

Hacer autocrítica.

"Qué he hecho bien, qué he hecho mal. Y lo que he hecho mal, lo cambio. Y en el próximo simulacro lo hago de otra manera."

Ejemplos

"Por ejemplo, mi vuelta rápida de 8 días fue fruto de haber hecho una de tres, haber hecho una de cinco, haber hecho una de seis. Y en esa memoria ponerme: muy corta, muy corta, muy corta. La de ocho: óptima. Se queda."

Y esto lo hacía también con:

  • El propio protocolo del examen

  • Cuánto café tomaba

  • Cuánto agua tomaba

  • Cuándo iba al baño, cuándo no

  • Con cuánta antelación llegaba al examen

"Y llega la conclusión de: yo he dado vueltas cada dos semanas. Y llega la conclusión de: penúltima vuelta de cinco días. Última vuelta de un día. No, de dos horas."

"Y me da una última vuelta. Si es pasar páginas y: me lo sé, me lo sé, me lo sé. Una vuelta de confianza."

"Y yo eso fui llegando a ese protocolo probando más simulacros, probando cosas, identificando cuáles me funcionan y cuáles no. Y tener control de absolutamente todo."

Incluso el pañal

Iván llegó a controlar incluso las cosas más absurdas.

En un simulacro se dio cuenta de algo.

"Yo, en el que fui, de las 150... Es una persona que me pasa mucho. Yo dije: no puedo pensar de las ganas de mear que tengo. No puedo pensar. Dije: esto no me va a pasar. Dije: esto no me pasa."

"Te echas un puto pañal a la mochila, como sea, tío. Y ya está. Y si te lo tienes que poner, te lo pones. Y fuera. Pero no te va a joder el examen."

Las lecciones de Iván

1. La oposición te cambia como persona

"Al final, durante la oposición te vas convirtiendo en una persona tan responsable de ti mismo. Tanto de tus emociones, como de tus horarios, como de toda tu vida."

"Que poco a poco el crecimiento personal que te va dando la oposición... llegas hasta a plantear en algún momento la oposición: es que si el día de mañana suspendo, el crecimiento personal que me ha dado esta etapa es brutal. Me lo puedo llevar a donde sea."

"Y además, cuando te vas involucrando más y más y ves que funciona, dices: es que esto lo puedo extrapolar a cualquier cosa. Que esto lo puedo poner a lo que sea. Y lo voy a reventar."

"Y con el tiempo vas viendo que dices: hostia, es que no soy el mismo."

"Soy un tío mucho más responsable, mucho más disciplinado, mucho más coherente, mucho más seguro. Porque al final estás dándolo todo por algo. Ves que funciona. Hostia, la seguridad que te transmite. Es: lo propongo, lo hago, hecho. Al final te conviertes en otra persona."

2. Todos tienen los mismos problemas

Hay algo que Iván se repetía mucho cuando la cabeza le intentaba sabotear.

"Todo esto que se te pasa a ti por la cabeza, y todas estas complicaciones que tú ves, o que te están pasando, están pasando a todos."

"Todos tienen miedo a suspender. Todos, su cabeza le dice que no pueden aprobar. Todos están agobiados. Todos, todos, todos tienen los mismos problemas."

"Y la diferencia entre unos y otros es cómo lo gestionas. Punto."

"No te creas especial. Porque la ansiedad, el estrés, el agobio, los pensamientos destructivos... todo eso lo tienen todos. Todos los que están opositando. Salvo tres o cuatro eruditos."

"Pero lo tienen todos. Y el que lo sabe gestionar, se lleva el gato al agua."

"Y cuando entiendes eso, lo afrontas de otra manera. Todo."

3. La estrategia es la clave

Iván llegó al nivel TOP cuando dejó de preocuparse por las horas.

Y empezó a preocuparse por la estrategia.

"Yo, al final, el pico de nivel lo pegué cuando me dejé de preocupar tanto por echar tantas horas y me empecé a preocupar por tener una estrategia sólida."

No es estudiar más.

Es estudiar mejor.

Es tener un protocolo tan sólido que nada te pille por sorpresa.

4. La meditación

"Si te das cuenta, no es estudié más. No. Me hice mi vuelta rápida. En mi vuelta rápida planeé muy bien qué temas iba a haber y qué y que no. Muy bien cuánto tiempo iba a dedicar a cada tema."

"Y ya durante el examen tenía muy bien establecido cómo lo iba a hacer. Cuántas iba a contestar de psico. Apuntarme bien cuántas iban en blanco. Para tener una perspectiva de la nota que iba llevando."

"Y al final te da un control de examen que dices..."

"Porque si tú no llevas ese control de examen, de qué has contestado y qué no has contestado, es muy fácil que una en la que te has marcado con una X... digas: contesto una más. Claro. Dejas lo... lo dejas a una decisión en un momento hostia, el que a lo mejor te quedan 15 minutos de examen y estás apretado. E improvisas."

"Y la cagas."

Un mensaje final

La historia de Iván no es una historia de suerte.

Es una historia de método, estrategia y control absoluto.

De convertir la oposición en una profesión.

De no dejar nada al azar.

De probar, fallar, aprender, y ajustar.

De construir un protocolo de examen tan sólido que nada te pille por sorpresa.

Hoy, Iván es bombero de la Comunidad de Madrid.

Puesto 46 de 125.

Y cada día que se levanta para ir a trabajar, lo hace con una sonrisa.

"No hay un día que me levante con pereza. Me levanto todos los días diciendo: qué feliz soy."

"Todos los días. Aunque me tenga que levantar a las 6 de la mañana o a las 5 de la mañana porque cojo el coche, me voy hasta Madrid a la academia... me da igual. Te levantas con... Eso de hacer pereza o de que te siente mal madrugar para ir a trabajar... hace meses que no me pasa."

"Y es brutal."

"Y te ves vestido y es que no te lo crees. Estás en clase, en la formación. Ves todas las camisetas que pone 'bomberos, bomberos, bomberos'. Y te miras a ti. Dices: hostia, llevo yo una también."

"Es flipante."

"Es una sensación... es que todo lo que yo le pueda decir a cualquiera que me pregunte cómo me siento... por 10. Es indescriptible. Es la hostia, tío."

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