Quiero que mi hijo sea funcionario, ¿y tú?

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Tengo muchos recuerdos de interminables conversaciones con mis padres sobre este tema, y hoy les doy la razón: yo también quiero que mi hijo sea funcionario.

Hola, yo soy Nick de Formación Ninja y vamos a hablar hoy de un tema que preocupa a muchos padres. Aunque no todos estarán de acuerdo, la verdad es que vale la pena analizar a fondo lo que podría aportarle a tu hijo esto de ser funcionario.

Si estás de acuerdo conmigo y tienes claro que quieres ese futuro para él (si él está de acuerdo), entonces te vendrá muy bien mi artículo sobre cómo convencer a tu hijo para opositar (sin manipulaciones ni cosas raras).

Y, en caso de que te interese o te haga falta ver más datos, aquí voy a reflexionar sobre el tema, dándote mi reflexión personal sobre por qué podría ser lo mejor que puede hacer, desde cualquier punto de vista.

El mundo de los empleados públicos, a fondo

La verdad es que el sistema de funcionariado español ha recibido muchas críticas en los últimos años. 

Parece que la crítica social hacia la gestión del Estado esté de moda, la verdad. Tal vez sea por pura oposición ideológico-política, pero lo cierto es que el número de plazas de funcionarios no para de crecer, y eso es recibido con bastante recelo. 

La verdad es que hay algunos que incluso dicen que sobran funcionarios, o que tenemos inflado el sector público. 

Me voy a poner serio, vamos a ver si esto es verdad.

Hagamos números

Cuando analizamos los datos, nos damos cuenta de que la cosa no es tan sencilla como parece. Vamos a desgranar un poco las cifras para poner todo en contexto.

Según el Boletín Estadístico de enero de 2024, hay cerca de 3 millones de funcionarios en el país, algo que se acerca al 17 % de la población activa. Se reparten así:

  1. Administración General del Estado: Aquí trabajan unas 530.104 personas, distribuidas entre diferentes organismos. Por ejemplo:

    • Ministerios: 238.763 empleados.

    • Fuerzas Armadas y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: 276.664 efectivos, de los cuales 78.629 son Guardias Civiles y 75.791 son Policías Nacionales.

  2. Comunidades Autónomas: Este es el grupo más numeroso, con 1.862.329 funcionarios. La mayoría están en:

    • Sanidad pública: 698.093 trabajadores.

    • Educación no universitaria: 674.517 profesores.

    • Administración general de las autonomías: 234.710 empleados.

  3. Administración Local: En este caso, hablamos de 576.089 funcionarios, repartidos entre:

    • Ayuntamientos: 510.937 empleados.

    • Diputaciones y consejos insulares: 65.152 personas.

Por supuesto, todos estos datos se van actualizando, pero la tendencia parece que sigue subiendo.

Si bien es verdad que se están creando nuevos puestos constantemente, ahí hay que añadirle también el factor de la jubilación, y es que se prevé que en la próxima década se jubilen alrededor de un millón y medio de funcionarios en España (casi la mitad).

Así que la tasa de reposición se suma a los nuevos trabajos… y, claro, normal que empiecen a salir convocatorias como las de Seguridad Social, con un montón de plazas ofertadas.

¿Qué aportan los funcionarios a nuestro país?

Sí, sé que está el típico cliché del funcionario mítico que está desmotivado, con falta de ganas para trabajar. Pero la mayoría de gente no es así. De hecho, estaría bien analizar qué aportan ellos a la sociedad realmente.

Piensa en la educación: los profesores que forman a nuestros hijos, tanto en colegios como en universidades públicas, son funcionarios. Gracias a ellos, España cuenta con un sistema educativo que le da oportunidades a millones de jóvenes. Sin ellos, el futuro se vería muy negro.

Por no hablar ya de los sanitarios públicos: médicos, enfermeros y demás personal que cuidan de nuestra salud. No hace mucho, bien que les aplaudíamos desde nuestros balcones cada día a las 20:00 de la tarde. Y ahí estuvieron cuando se les necesitó.

Y no podemos olvidarnos de los cuerpos de seguridad como la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Policías Locales. Su trabajo es indispensable para nuestra protección. Son fundamentales para nuestra tranquilidad.

También tenemos a los funcionarios que trabajan en la Administración General del Estado, las comunidades autónomas y las entidades locales. Ellos son los que gestionan las ayudas públicas, las pensiones, los permisos y cientos de trámites administrativos que son esenciales para que el país funcione.

Para rematarlo, también tememos funcionarios en centros de investigación, donde cada día trabajan para hacer descubrimientos que serán indispensables en  momentos críticos.

Gracias a todos ellos, España puede ofrecer estabilidad, igualdad de oportunidades y una mejor calidad de vida a sus ciudadanos. Ser funcionario no es motivo de vergüenza, al contrario: es motivo de ORGULLO. Y esto es independiente de la ideología política.

¿Necesitamos más funcionarios?

Como has visto, los empleados públicos están en casi todos los rincones del país y en sectores clave como la sanidad, la educación y la seguridad.

¿Quién decide si estos puestos son o no son necesarios?, ¿cuántos debería de haber?

Si nos comparamos con otros países, estará claro que objetivamente no somos un país con "exceso" ninguno de empleados públicos. España, en realidad, estaría bastante por debajo del promedio dentro de una gran parte de los países de la Unión Europea.

Si nosotros tenemos un 17 % de trabajadores públicos, en Noruega tienen el 30 %, en Dinamarca el 29 %, en Suecia el 29 %, etc.

La verdad es que yo (y hablo por mí) creo que sí, que es necesario seguir creando nuevos puestos. Solo hace falta fijarse en que España es una población que sigue creciendo (y que envejece) y, por tanto, necesitaremos a cada vez más gente para atenderla. Tenemos todavía mucho margen para crecer.

Y es palpable la gran falta de trabajadores que se experimenta ahora mismo en muchos hospitales públicos. De hecho, según informaba el CSIF en Infobae, no nos sobran, sino que nos falta personal. Concretamente, un total de 103.150 profesionales

Profesionales a los que la gente necesita acceder, en algo tan delicado y primordial como la salud. ¿Acaso no has oído hablar de la sobrecarga de trabajo sin cubrir del sector sanitario en nuestro país y de la falta de personal?, pues eso.

¿Merece la pena opositar?

Si estás valorando si tu hijo debería o no dedicarse a preparar oposiciones, quizá te interese conocer los motivos a favor y en contra de este camino. 

Aquí, no me voy a limitar a buscar en diarios o decirte lo que pienso. He estado leyendo experiencias de distintos foros y hilos con muchas opiniones dispares (como este subreddit) y hay puntos de vista muy interesantes que pueden ayudarte a tener una visión más amplia. 

Simplificándolo todo mucho, lo he clasificado en principales desventajas y ventajas:

Posibles desventajas

  • Competencia y tiempo de preparación: Aprobar una oposición es un reto que requiere mucha dedicación. Tu hijo tendrá que sacrificar salidas, ocio y quizá algo de experiencia laboral mientras se centra en el estudio.

  • Peligro de acomodarse: Hay quien dice que, una vez dentro, es fácil caer en la rutina. Para algunos esto supone un problema, porque echan en falta más dinamismo. Sin embargo, también es cierto que dentro de la Administración hay formas de crecer: hay categorías superiores, concursos de traslados, puestos de libre designación… ¿Mi opinión?, no solo hay opciones para ir escalando, también conozco a gente funcionaria que EMPRENDE por las tardes. Si te “acomodas” ahí, es porque quieres.

  • Sueldo variable según el cuerpo: No todas las plazas son igual de atractivas a nivel salarial. Por ejemplo, un profesional de la sanidad o la educación puede tener un horario más cargado que un administrativo y un sueldo que no siempre es muy alto.

  • Responsabilidad y desgaste: Ser funcionario no siempre es equivalente a tener un trabajo tranquilo. Quien trabaja cara al público, en un hospital saturado o en un colegio con problemas, puede sufrir estrés y, a veces, el dinero no lo compensa suficiente. Claro que... siempre te puedes cambiar de sitio.

Ventajas que suelen destacar

  • Estabilidad a largo plazo: La seguridad laboral es uno de los grandes atractivos. Si tu hijo consigue la plaza, tiene un puesto fijo al que no tendrá que renunciar por vaivenes de la economía. Esto es así, y quien lo niegue te estará mintiendo.

  • Beneficios laborales sólidos: Mejor conciliación familiar. Más días libres y bajas pagadas que casi nadie. Muchos funcionarios comentan que haber tenido a su madre o a su padre presente a lo largo de su infancia fue una gran ventaja, algo que quizá a ti como padre te parezca esencial.

  • No hay discriminación por la edad: En un proceso de oposición, la edad es irrelevante (salvo algunas excepciones muy concretas). Da igual si tu hijo tiene 20 años, 30, 40 o 50, la oposición está abierta para quien se presente.

  • Amplia variedad de especializaciones: Ya has visto que el funcionariado no se reduce al típico “trabajo de ventanilla”. Hay cuerpos en educación, sanidad, fuerzas de seguridad, administración general, justicia, investigación… Tu hijo puede encaminarse hacia algo que le guste de verdad y, al mismo tiempo, asegurarse un futuro estable.

Personalmente, yo creo que merece la pena opositar, y por eso creé en su momento otro artículo sobre el tema (por si quieres profundizar un poco más).

También, Cris tiene cosas para decirte:

Así que, sí….

Sí, quiero que mi hijo oposite y sea empleado público

A ver, no te lo voy a negar: opositar es duro, pero después de haber trabajado con un equipazo como el de Formación Ninja, tengo más claro que nunca que conseguir una plaza de funcionario es posible. Al fin y al cabo, han hecho que parezca posible lo que antes veía imposible, algo que solo “consiguen los genios”, como es superar una oposición.

Sé que, si mi hijo quiere (obviamente, será decisión suya), hoy en día podría opositar con muchas más facilidades.

¿Qué puedes hacer tú como padre?

Ahora que seguramente ya tienes todo lo que necesitas para tomar una decisión (o eso espero), te recomiendo hacer esto:

  1. Analiza si encaja con la personalidad de tu hijo: ¿Le motiva la idea de la estabilidad y tener un buen sueldo?, ¿o es un emprendedor nato y prefiere volar más por libre? Recuerda que igualmente hay maneras de emprender siendo funcionario. El tema de las ventajas vs desventajas será crucial aquí, y el primer artículo que te enlazaba al principio también te será útil.

  2. Acompáñale en la elección de la oposición adecuada: No todas las oposiciones son igual de largas ni requieren la misma dedicación. Investiga junto a él qué cuerpos públicos ofrecen salidas más acordes a sus gustos y aptitudes.

  3. Dale herramientas: Si tu hijo decide enfrentarse a este reto, que lo haga con alguien que le vaya a enseñar técnicas de estudio. Nosotros lo hacemos, y mira lo que dicen:

Para que tu hijo sea funcionario, ya sabes, cuenta con esta academia online de oposiciones. Tienen herramientas que le ayudarán a destacar sobre el resto, sobre esa gente que no aplica los nuevos sistemas de estudio. ¿Tienes dudas?, pregúntales.

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